En esta nota quisiera exponer los criterios adecuados para establecer cómo se ilumina un determinado espacio arquitectónico.
En primer lugar tenemos que conocer quiénes van a permanecer en ese espacio, y por cuánto tiempo. Interpretar la arquitectura del espacio y evaluar las necesidades de los usuarios.
Una buena iluminación tiene que conseguir que los espacios que habitamos sean agradables, y nunca olvidar que tienen que ser energéticamente sostenibles.
Los parámetros que definen la calidad de una iluminación dependen de la finalidad de la misma, pero hay cierta normativa que es común a todas ellas.
- Nivel de iluminación.
- Distribución de luminancias en el campo visual y en el arquitectónico.
- Limitación al deslumbramiento. Una luz que encandila es un desperdicio energético al mismo tiempo que ocasiona una molestia a la persona que se encuentra dentro de su alcance.
- Color de la fuente de luz.
- Reproducción cromática de la fuente de luz.
Para conseguir espacios correctamente iluminados, debemos fundamentalmente trabajar sobre la distribución de luminancias en el campo visual y la limitación al deslumbramiento.
En función de las necesidades que se han de cumplir en el proyecto y del uso que se le va a dar al mismo, tenemos que evaluar los siguientes aspectos.
- La forma y distribución de la luz.
- El rendimiento del sistema de iluminación.
- El deslumbramiento que se pueda producir en los usuarios.
En el diseño de iluminación de espacios arquitectónicos, intervienen 2 aspectos fundamentales, por un lado el creativo en donde actúa la imaginación, la generación de ideas, el pensamiento y por el otro el meramente técnico, la luminotecnia, el conjunto de instrumentos necesario para llevar a cabo esa idea.
El primer aspecto se refiere al proceso creativo que realizamos en todo diseño; el segundo, representa a los sistemas necesarios para ejecutar el proyecto, de manera tal que cuando hablamos del rendimiento del sistema de iluminación, nos estamos refiriendo a las luminarias, a su fuente de luz y a su equipo auxiliar.
Cuando nos referimos a ellas, nos referimos a un gran número de luminarias que existen en el mercado. Este número tan extenso hace que su clasificación sea muchas veces complicada.
Lo importante es reconocer que para cada necesidad hay una luminaria específica y respondernos las siguientes preguntas.
- ¿Qué necesidades debo cumplir en función del uso en el espacio que le voy a otorgar?
- ¿Cuál es el tipo de luminaria más apropiado según esas necesidades?
Luego mediante el uso de programas de cálculos lumínicos se comprobará si la elección ha sido la apropiada.
Cuando selecciono las luminarias, las mismas tienen que cumplir las necesidades de uso; es decir la forma y distribución de la luz, deben tener en cuenta el rendimiento del conjunto “luminaria – fuente de luz – equipo auxiliar”, el deslumbramiento que puede provocar en los usuarios, la fácil instalación, el mantenimiento y por último la estética en función de la arquitectura.
Para finalizar tenemos que saber que gracias a un buen diseño lumínico podemos crear ambientes atractivos, fascinantes y maravillosos.
Por Arq. Pablo Schneider
Especialista en diseño de iluminación y en nuevas tecnologías